Sin prisas y con pausas

Por David Palacios
El rider viajó hasta la ermita de San Bernabé, situada en la frontera entre Burgos y Cantabria, a 340 km de Madrid, con un BMW C 650 GT, comprobando las excelencias ruteras del maxiscooter, disfrutando de su amplio equipamiento y sorprendiéndose de su parco consumo.

Antes de finalizar el verano, decidí hacer un pequeño viaje, uno rápido, de dos días, a un sitio que desde que lo vi me sorprendió, la ermita de San Bernabé. Mientras pensaba en qué moto escoger, decidí ir preparando la bolsa. Finalmente, opté por una moto cómoda, práctica, ahorradora y con espacio para lo nuevo, pero que llevase lo necesario para lucirme todos los días. La elección estaba clara, el maxiscooter BMW C 650 GT.

Me apetecía encontrarme con la esencia del viaje, con un placer sencillo: no tenerme que preocupar por cambiar de marcha, pero sí por almacenar el mayor número de fotografías en mi memoria. Tampoco quería estar pendiente de la moto, y el GT me permitió no ponerle un candado.

Salir de casa con un único destino, la ermita de San Bernabé, molaba. Dónde dormir, dónde comer y dónde repostar eran cosas que no me preocupaban. Solamente quería llegar a la ermita y después, ya veremos. De este modo, arranqué la GT y salí de Madrid dirección Santander. La ermita está situada en la frontera entre la provincia cántabra y Burgos.

Empezaban a pasar los kilómetros y, sin darme cuenta, el maxiscooter iba a velocidades que me quitarían el carné durante bastante tiempo. Me gustó este maxiscooter, apenas se movía a altas velocidades y era muy estable. Toqué el ordenador de a bordo y vi un consumo de ¡5,4 litros! Esto me gustaba más. La protección aerodinámica era excelente e incluía todo tipo de comodidades: cúpula regulable eléctricamente, puños y asientos calefactables, etc. En definitiva, nada que envidiar a otros modelos de más cilindrada y mayores prestaciones que he probado.

Sin darme cuenta del paso del tiempo, estaba llegando a Santander. La verdad es que el apellido GT le viene de raza. Su hermano, el Sport, le presta motor y él pone la comodidad y la aerodinámica. Llegué al hotel más rápido de lo que pensaba y sin apenas cansancio. “Esta moto es muy cómoda”, pensé mientras cenaba.

Madrugué y salí en dirección a la ermita. Empecé a enlazar carreteras secundarias de Cantabria y el BMW respondía de maravilla a mi puño. Empujaba con fuerza desde abajo y pasaba por todo tipo de curvas con solo aflojar un poco el puño del gas. En las más fuertes, la moto se apoyaba con fuerza, mientras mantenía una postura cómoda y confortable.

Los kilómetros pasaban bastante rápido y el maxiscooter apenas quería visitar las gasolineras. Encaré el puerto de la Lunada, que, sin duda, es el más duro de Cantabria: aproximadamente, 30 kilómetros con un fuerte desnivel. Es tan exigente que mi montura por fin me reclamó repostar.

Tras buscar y encontrar la ansiada estación de servicio, llegué a la ermita. La verdad es que era alucinante. Me llenó de calma y paz el lugar. Apenas había gente; de hecho, creo que estaba yo solo. Me senté contra un muro, disfruté del aire y del ruido que hacían las copas de los árboles, y también pensé en las grandes sensaciones que me estaba dejando esta moto.

La ermita era impresionante. Si por fuera era espectacular, por dentro resultaba maravillosa. Me tiré allí casi una hora, y para mí, que soy de culo inquieto, eso era mucho tiempo, creedme.

Llegó el momento de volver a subirme al maxiscooter para regresar a casa, pasando por Burgos y tomando dirección a Madrid. Debajo del casco tenía una sonrisa y ya pensaba en el siguiente destino.

Ermita de San Bernabé

Situada en el magnífico paisaje de Ojo Guareña, la ermita de San Bernabé es uno de los lugares más conocidos de las Merindades y la única cueva visitable.

La primera advocación de la ermita fue dedicada a San Tirso y, posteriormente, a San Bernabé. La ermita está construida en una de las entradas al complejo kárstiko de Ojo Guareña y ocupa una cueva. En el interior se conserva una talla de San Tirso y unas curiosas pinturas murales en la bóveda natural de la sala rocosa, que constituye la nave de la ermita. Narran la vida, los milagros y los martirios de San Bernabé. Además en su interior se pueden ver algunas formaciones estalagmíticas y estalactíticas.
Justamente, a 60 metros más abajo de la ermita, se encuentra el ojo o sumidero del río Guareña, al que se accede desde la carretera por una senda señalizada. El acceso al resto del complejo kárstico está prohibido dado su fragilidad y peligro.
Para llegar a San Bernabé:

– Desde Burgos, en dirección a Santander (después de pasar la localidad de Sotopalacios), tenemos dos opciones. La primera, por la N-623 hasta el kilómetro 82. En la localidad de Cilleruelo de Bezana, coger desvío a la derecha dirección a Soncillo. Antes de Soncillo, desviarnos a la izquierda dirección Bilbao por la carretera BU-526. La segunda, por la carretera C-629 y, después de pasar la localidad de Villarcayo (dirección Bilbao), cogemos el desvío a mano izquierda por la carretera BU-562, pasando por Torme.
– Desde Santander, en dirección a Burgos por las carreteras N-623 y N-232. Después de pasar el puerto del Escudo, seguimos por la N-232, hasta la entrada a la localidad de Soncillo, y nos desviamos a la izquierda dirección Bilbao por la carretera BU-526.
– Desde Bilbao cogemos la carretera BI-636 dirección Balmaseda y en la provincia de Burgos por la C-6318 hasta llegar a Espinosa de los Monteros, luego dirección Reinosa por la carretera BU-526 (antiguamente C-6318).

Más información del C 650 GT en www.modernmovement.es

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.